Chica del desorden.

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A MI.

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A mi, que me mires y me busques así... me vuelve loca.

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Enloquecer hasta morir.

Ella es una mujer loca, una puta loca. De esas que la gente se gira en la calle para mirar. De las que tiene la típica risa escandalosa. Siempre llamando la atención. De las que le da igual 10 personas que 100, siempre va a lo suyo. De las que tiene mil batallas por dentro que jamás dejarán que descubras. Siempre con su maldita sonrisa perfecta en la cara. Locas de esas que se te meten en la cabeza y no tienes narices a sacar de ella. De esas que sabes que tienen un carácter que flipas, pero una reconciliación es tocar el puto cielo. De las que pasen los años que pasen, sigue siendo el alma de la fiesta. De esas que no se enconden de nada ni nadie. De las que te dice la verdad a la cara sin miedo. De esas que son un torbellino por donde pasan. De las que una vez que miras no puedes dejar de hacerlo. De esas por la que serías capaz de hacer cualquier cosa. De las que deseas cruzarte por la calle solo por ver su mirada. De esas por las que te comportas como un niño pequeño simplemente po

Un momento inolvidable.

-Esta noche va a ser inolvidable -soltó Jackson con aire de superioridad. -¿Y quién te ha dicho a ti que la voy a pasar contigo? -vaciló Dafne queriendo bajarle el orgullo. -El brillo de tus ojos cuando me besas y la forma en que acercas tus caderas, es de puro deseo -confesó mordiéndose el labio inferior, deseándola hasta perder la cordura. Dafne agachó la cabeza y miró hacia la puerta avergonzada. Viendo que ella no le contestaba, quiso arreglarlo y no alejarla de él. La necesitaba como nunca había necesitado a nadie: -Ven tonta, si yo quiero lo mismo contigo, en ningún momento he dicho lo contrario -posó los dedos en su barbilla con suavidad y levantó su cabeza mientras se acercaba para volver a besarla. -No te hagas ilusiones -le cortó ella girando el rostro. Había herido su orgullo. -Me acabas de hacer la cobra ¡Guau! Debo de reconocer que estoy sorprendido -admitió sintiendo una extraña punzada de dolor. -¿Me parece a mí o estás demasiado acostumbrado a conseguir todo lo que qui

Quiero y no puedo. No puedo y quiero.

Y después de semanas sin vernos, evitándonos constantemente uno al otro. No me puedo creer que justo cuando he levantado la mirada estuvieras ahí, estudiandome desde la distancia y asegurándote de que era yo. Me removí inquieta y aparté la mirada unos segundos para coger una bocanada de aire mientras te acercabas. Pero que desilusión, y que angustia he sentido. Cuando al volver a mirarte has apartado la mirada de mi, haciéndote el loco... como si yo no supiera que desde que me has visto se te ha acelerado el corazón igual que a mí. Que triste vernos, vernos y no reconocernos. Porque estábamos lejos, pero creo que en este momento estamos a años luz uno del otro. No te entiendo, no nos entiendo directamente. De que te sirve quitarme la mirada tan descaradamente sabiendo que me iba a hacer daño, para minutos después llamar mi atención, dejándome un mensajito de los tuyos. Supongo que por ese remordimiento tuyo... Pero así somos, esto es lo que siempre hemos sido y seremos, un quiero y no

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