Quiero y no puedo. No puedo y quiero.


Y después de semanas sin vernos, evitándonos constantemente uno al otro. No me puedo creer que justo cuando he levantado la mirada estuvieras ahí, estudiandome desde la distancia y asegurándote de que era yo.
Me removí inquieta y aparté la mirada unos segundos para coger una bocanada de aire mientras te acercabas.
Pero que desilusión, y que angustia he sentido. Cuando al volver a mirarte has apartado la mirada de mi, haciéndote el loco... como si yo no supiera que desde que me has visto se te ha acelerado el corazón igual que a mí.
Que triste vernos, vernos y no reconocernos. Porque estábamos lejos, pero creo que en este momento estamos a años luz uno del otro.
No te entiendo, no nos entiendo directamente. De que te sirve quitarme la mirada tan descaradamente sabiendo que me iba a hacer daño, para minutos después llamar mi atención, dejándome un mensajito de los tuyos. Supongo que por ese remordimiento tuyo...
Pero así somos, esto es lo que siempre hemos sido y seremos, un quiero y no puedo, un no puedo y quiero.