A veces, toca soltar todo lo que sabemos que no es bueno para nosotros.
Aunque nos duela y deseemos con todas nuestras ganas que nunca se aleje.
A veces toca soltar, después de todos los esfuerzos para caminar juntos, porque sabes que ese camino no es el correcto.
A veces, toca soltar para darte cuenta que es lo mejor, ya se acabó dejar pasar el tiempo y esperar un milagro.
A veces toca soltar, para poder empezar de nuevo y centrarte verdaderamente en todo aquello que merece la pena.
A veces, toca soltarlo... para poder coger aire y respirar mejor.