Ahora sí.

No creía mucho en el destino, ni en la suerte, porque la verdad a lo largo de mi vida suerte es lo último que he tenido. Y si me pasaba algo bueno, no se cómo, acababa volviéndose malo. Sin embargo, después de todo siempre he tenido mi frase en la cabeza “de las cosas malas vienen cosas muy buenas” aunque nunca se me amoldaba a mí.
Pero he de decir, que a día de hoy sé que tanto el destino, como la suerte, como mi frase, existen.
¿Y cómo lo sé? Muy fácil, por él, el amor de mi vida.
En el momento que menos esperaba apareció en mi vida, y sin saber porque, sin conocerlo si quiera, hizo que tuviera ganas de luchar por algo, por él.
Ahora entiendo mi frase, de las cosas malas vienen cosas muy buenas, y vaya que si buenas, lo mejor que me ha pasado en la vida.
Jamás creía que esto me iba a pasar a mi, de que lo único que me preocupe, que mi único miedo sea perderlo. Y luego esas ganas de estar a todas horas con él, que el tiempo es nuestro mayor enemigo, porque cuando estamos juntos pasa tan deprisa...
Pero sin enrollarme hoy quiero decir que ha sido, es, y será él, la única persona capaz de hacerme sentir así. En tan poco tiempo sé que es él, mi hombre, el padre de mis hijos, él y solo él.