Un brindis a la adolescencia.

He aprendido a levantarme en todas y cada una de mis caídas.
En que la confianza no es algo que se da, si no que se gana.
Que hoy en día no hay que llamar "amigo" a cualquiera.
Que los verdaderos amigos están en las buenas y en las malas.
Que quien menos te lo esperas, te sorprende.
Que hay personas que en cuestión de días, te demuestran más que personas que llevan años en tu vida.
Que en los peores momentos siempre tienes el apoyo de la gente a la que de verdad le importas.
Que todos los padres siempre quieren lo mejor para nosotros.
Que un hermano es el mejor amigo que se puede tener.
Que si quieres a alguien tienes que ser valiente para decírselo, y si no, para verle feliz con otro/a.
Que puedes conocer a 10, mirar a 8, hablar con 6, reír con 3, pero amar solamente a 1.
Que a veces las personas que menos te hablan son las que más te necesitan.
Que es difícil, por no decir imposible, aguantarse las ganas de hablar con esa persona especial.
Que algo tan simple y tan complejo, tan vulgar y tan extraordinario, tan dulce y tan amargo, es el amor.
Que todos hemos tenido esa sensación de perder algo que nunca hemos tenido.
Que con el paso de los años te das cuenta que ya no eres la misma persona que eras.
Que hay personas que nacieron para sorprenderte y por más que las conoces nunca llegan al límite.
Que hacer lo que queramos es ley de vida.
Que el que la hace la paga, y se llama karma.

Dramas, mentiras, amigos, falsedad, lágrimas, sonrisas, fiestas, cosas prohibidas y momentos inolvidables: UN BRINDIS A LA ADOLESCENCIA.